Viajar con Perros
Mateo, nuestro caniche, viajó con nosotros unos meses después de que nos instalamos en California. Fue la decisión más fácil y más difícil que tomamos: moríamos de ganas de tenerlo con nosotros pero hacerlo pasar por el vuelo nos aterraba. Lo primero que te recomiendo es que charles la decisión con su veterinari@. Cuando te den el OK, chequá todos los requerimientos que se necesitan para ingresarl@ al país que vas. Por ejemplo, EEUU tiene normas distintas que las de Europa y aún así cada país muchas veces tiene sus propias reglas. El consejo más valioso que te pueda dar es que hagas todo con mucho tiempo.
También comparto contigo algunos tips que espero que te ayuden a que el proceso sea más fácil.
Antes de viajar:
Mateo pesaba alrededor de 10kg cuando viajamos y nos costó bastante encontrar un canil para él. Ojalá que no siga siendo así, pero no hay mucha variedad a la venta en Uruguay. Hacé la búsqueda con tiempo.
Corroborá que el canil sea amplio para que pueda moverse e incluso pararse cuando esté adentro.
Comprá el vuelo más corto que puedas. Cuantas menos escalas y horas, mejor.
Entrenal@ semanas antes del viajar. Tratá de que se amigue con el canil, que no le tenga miedo. Tenelo en la vuelta, que sea algo que vea que está y que es de el/ella.
“¿Le diste tranquilizantes?” es la pregunta que más me hacen. Si tu mascota está acostumbrada a tomar tranquilizantes, quizás sea una buena estrategia. Pero no es momento de experimentar, te recomiendo evitarlo.
Si tenés escalas, entrá en la web del aeropuerto y chequeá en qué parte está la zona de “pet relief area” para poder llevarl@ a moverse un poco, mimarl@, hacer sus necesidades y que se desestrese.
El día del vuelo pasealo un buen rato, es ideal que esté cansado.
Antes de volar no le des comida, mejor que no viaje con la panza llena. Pero sí, mucha agua.
En el canil:
Si te lo permiten, en la parte de afuera del canil pegale con cinta una bolsa ziploc con una porción de comida. En caso de que tengan que darle, siempre es bueno que sea la que suele comer.
Ponele algún juguete, sus preferidos y/o alguno de morder que sirva para bajarle la ansiedad.
En el piso del canil ponele una mantita o una toalla. Si entra su cucha, ¡aún mejor! Algo para que esté más cómod@ y calentit@. Incluso servirá para absorber si llega a hacer pis.
Escribí varias veces tus datos en el canil e incluí algún contacto alternativo.
Durante el viaje:
Cuando subas al avión, explicale al personal del avión que estás viajando con tu mascota y pediles que te confirmen que l@ hayan subid@.
Contigo llevate algún vaso o platito chico en donde le puedas servir agua apenas lo veas. También te recomendaría que viajes con pañuelos o wipes por si es necesario que tengas limpiar el canil durante la escala.
Hace poquito mi amiga Luli viajó con su perrita Ámbar a España y escribió esto para compartirlo en el blog:
“Nuestro vuelo salía en Octubre, pero el viaje lo empezamos en Mayo cuando, luego de investigar todos los requisitos exigidos para viajar España, fuimos a la veterinaria y dimos el primer paso que era vacunar a Ámbar contra la rabia. Es fundamental tener en cuenta que cada país exige cosas diferentes, España por ejemplo, te pide que tu perro tenga puesto el microchip, que esté vacunado contra la rabia y que, luego de vacunado esperes al menos un mes para hacer una extracción de sangre que deberá ser mandada a un laboratorio aprobado por la EU donde indique que tu mascota cuenta con los anticuerpos exigidos contra la rabia. Otra cosa a saber es que una vez que le sacan sangre, el animal debe esperar al menos tres meses desde la extracción para poder entrar al territorio español. Si todo eso sale bien, dentro de los 10 días previos al viaje hay que rellenar dos certificados sanitarios, uno de ellos con un timbre profesional y el otro firmarlo y apostillarlo. Nada de esto es difícil, simplemente se necesita tiempo para poder hacer todo bien y no saltearse ningún paso. El día del viaje estaba super nerviosa. Ámbar pudo viajar en cabina conmigo y durante los meses previos al viaje la estuve entrenando para que se metiera solita dentro del transportín, se quedara unas horas allí tranquila y que lo asociara con algo positivo. Es decir, ella pasaba dos horas dentro pero luego salíamos a caminar y así le fue perdiendo el miedo. Ese día no le di de comer, simplemente agua. No pasa nada si no comen por un día, pero sí es muy importante que estén hidratados. Le llevé un juguete, su mantita con olor a casa, y un poquito de comida para que entrara en el transportín sin tener que forzarla. Un dato que recomiendo mucho es un spray que se llama Adaptil, es una alternativa para no tener que sedarlos. Simplemente se tira un poco de ese spray en el transportin y como tiene feromonas, el animal se tranquiliza un poco. En mi caso, como Ámbar tiene once años, no quise darle nada para tranquilizarla, por eso probé con ese spray y me funcionó.
Finalmente, el viaje fue un éxito. Ámbar se portó muy bien y no tuvimos ningún inconveniente. En cuanto a todo el papeleo, nadie me chequeó nada. De todas formas recomiendo tener todo en orden porque nunca se sabe y es mejor viajar tranquilo. Personalmente, hubiera preferido no tener que someterla al estrés del viaje pero cuando no queda otra opción, el mejor consejo que puedo dar es hacer las cosas con mucho tiempo, informarse bien, preguntar todo y tomar todos los recaudos necesarios para hacer que la experiencia sea lo menos estresante posible para la persona y para el perro. ¡Suerte! “
Por otro lado, hace un par de semanas tuvimos la experiencia de viajar con nuestro Mateo a Londres, una experiencia completamente diferente a la que habíamos tenido cuando nos mudamos a EEUU: mucho más complicado, burocrático y caro. Al llegar a Londres el proceso fue más largo ya que tienen que chequear a la mascota y verificar que tenga todos los papeles correspondientes, esto es a través de una oficina pública de la Ciudad de Londres. Todo llevó su tiempo y mucha paciencia, pero lo importante es que llegó contento y lo trataron bien en todo momento. Los procesos a veces son largos, tediosos y sin sentido. El último gran consejo que te quiero dejar es, ¡respirá hondo y organizate!